La envidia de los muertos
raspaba tus rodillas
mordiéndote de los lados,
la hojarasca comenzó a devorarte
con sus alacranes y ciempiés,
erosionaste.
Juré que te defendería
hasta en las tierras bajas
donde el sol no alcanza a llegar,
momentos donde puedo dejar de ser
yo.
Se queda inquieta la jauría,
iniciamos la marcha
con faroles y frío
dejamos la carne
tendida.
Nos descosemos
drenándonos por la tierra,
cada quien su senda
cada quien lo suyo.
Román Castañeda Vázquez (Monterrey, N.L., 1982)
2 comentarios:
cargando cada quien sus respectivos muertos...
Muy rico el poema.
queremos más,
queremos más ...poesía!!!
y esperamos más poesía.
Saludos René y a Román por el texto.
Saludos, Lidia
Tuve la oportunidad de estar presente el 14 de septiembre en la galería regia, me agradó escuchar los poemas de la muerte, de los trece pasos sin supersticiones, del yámbico tablón con barro y de los inéditos que sólo los compartiste con nosotros que asistimos ese día. Quiero agradecerte por contar con tu amistad, eres bien buena onda y te deseo lo mejor en el mundo de la escritura, yo sé que tienes un gran talento y la verdad, un gran estilo, soy fan de tus poemas jaja ya sabes, tu amigo director de "cine" haha.. el señor mazapán
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