Ahora que estuve en Mier y Noriega me di la vuelta por el panteón, casi siempre está cerrado, pero ahora estaba abierto y entré y vi las tumbas, unas nuevas, otras antiguas; unas chicas y otras grandes; de hombres, de mujeres y ahí está la tumba de don Porfirio Ríos, abuelo de mi esposa y la de don Cipriano González, poeta del pueblo.
Descansen en Paz.
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