Dos o tres lágrimas, algunos suspiros y alegrías. encapsulados en unos versos. Y los echo a rodar por el mundo.
¿Sentir? ¡Sienta quién lea!
Dejaré que todo fluya mar adentro del alma, en naufragio de mí mismo. Que las palabras recorran los torrentes que quieran transitar. Yo me deshago de ellas con la certeza de que volverán algún día y seguirán royéndome la piel, los ojos, la memoria. Que serán como una ola que se va y se va y no termina de irse nunca.
Lidia Gaytán
martes, mayo 29, 2007
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